Hace 3 años, cuando decidimos empezar con este emprendimiento, nuestra motivación principal era poder mantener nuestra rutina de trabajo en casa. Manueljosé nació en 2020, en plena pandemia, y por mi trabajo estuve trabajando desde casa hasta finales de 2021. Pero empezando 2022, ya tenía que volver a trabajar de manera presencial y ausentarme todo el día.
Empezamos con la idea de un comercio electrónico que me permitiera alternar entre mi trabajo en la universidad y estar en casa. Pero, ¿qué hacer? ¿Qué negocio? ¿Qué vender? Aún no sé de dónde salió la idea de vender productos tecnológicos por internet. Para mí, todos los celulares eran iguales y no tenía ni idea en qué me estaba metiendo. Aun así, gestionamos proveedores, conseguimos capital, publicamos y empezamos a vender. Y vino la sorpresa del empresario novato: el mercado es abrumador. La competencia, la sobreoferta, las mil variables que considerar para ofrecer un servicio de calidad y las comisiones de los marketplaces nos aterrizaron de una manera muy dura.
Con la llegada de Héctor Emilio, recordé cosas que fueron muy rápidas y poco claras con Manueljosé. Recuerdo haber comprado un montón de cosas para Manueljosé, que con Emilio me di cuenta que no se necesitaban o no eran las ideales. Cosas como la elección del coche, del cargador o de los juguetes, que en su momento parecían correctas, pero luego, con la experiencia, no era tan evidente su pertinencia. En palabras simples, con mi segundo hijo fui más consciente de qué comprar y qué no.
Ahora, tenía más claro que para poder comercializar algo, se debe entender ese algo. Y el análisis que hice con mis hijos me permitió entender este mercado de productos para bebés y niños. Viendo proveedores, empecé a pensar en qué cosas quería para mis hijos y cuáles no. Así que, conversándolo con mi esposa, dimos un giro y nos decidimos por comercializar esos productos que quisiéramos para nuestros hijos, pero que no encontrábamos o no nos gustaba lo que encontrábamos en el mercado.
Tras una capacitación, Karol me preguntó: “¿Qué nos hace diferentes? ¿Cuál es nuestro factor diferenciador?” Yo no supe responder. Lo único que se me vino a la mente es que tenemos una intención, una motivación para desarrollar esta empresa, pero solo estaba en nuestra cabeza, en nuestras interminables conversaciones de proyectos y sueños. Pero lo único que hacíamos era vender en un marketplace donde no somos dueños de nuestra marca, ni tenemos contacto con nuestros clientes. No es evidente lo que tenemos para ofrecer y el valor que podemos generar. En ese lugar, no teníamos forma de diferenciarnos.
Así que surgió un nuevo reto: empalmar nuestra idea de negocio desde casa con nuestro sentir. Ahora era necesario reconocernos, definirnos y orientar el enfoque que queríamos para esta empresa. Pero, ¿qué somos?, ¿quién soy? ¿Cómo podemos aportar algo bueno? No tengo duda de la respuesta a estas preguntas. Después de todo lo que he estudiado, considerando mi experiencia laboral y profesional, tras una vida llena de vivencias, aprendizajes y altibajos, lo que yo soy todos los días es un papá de dos maravillosos niños.
Con esto en mente, mi esposa y yo decidimos escribir este blog. Algunas entradas serán de ella, otras mías, otras escritas a dos manos. Quizás invitemos a papás y mamás cercanos a que escriban también. Lo haremos con la firme intención de compartir nuestra experiencia, de hablar de los retos que vamos sorteando con nuestros hijos, de las cosas que hacemos y del porqué las hacemos. Sabemos que escribimos para ellos, porque en el futuro nuestros hijos nos leerán. Así que les contaremos qué pensamos y qué sentimos en esta tarea permanente de ser padres. Así esperamos hacer evidente el factor diferenciador de nuestra empresa. Aquí les contaremos por qué tenemos este catálogo y qué nos motiva a seleccionar los productos, porque eso es lo que queremos ofrecer: no solamente un juguete, sino una reflexión constante sobre lo que les ofrecemos y compramos a nuestros hijos.
Los invitamos a que nos sigan en este blog, en las publicaciones que haremos en nuestras redes sociales y a suscribirse a nuestra newsletter, para que compartan con nosotros esta profesión de ser papás.
Hoy pienso en lo que he estudiado (no ha sido poco), en la experiencia laboral y profesional que he tenido, en las cosas que hemos vivido en la formación de nuestra familia y puedo decir que mi profesión es ser papá.